viernes, 28 de noviembre de 2008

“EL ASUNTO LIMITES Y LA POLITICA DE CHILE”.




En el transcurso del siglo XX, Chile no ha sufrido el flagelo de la guerra si bien ha habido ocasiones en que las relaciones con sus vecinos han sido tensas e incluso amenazantes. Respecto a esas situaciones de tensión en Chile se ha sentado la doctrina de llevar toda controversia derivada de conflictos limítrofes a la esfera de decisión de otros estados, dignatarios extranjeros u organismos internacionales. Expresado de otro modo, se ha preferido como norma el dictamen, la opinión o la recomendación de un juez, árbitro o mediador que, de acuerdo a los antecedentes entregados por las partes, tienen aplicación en lo que se le consulta. De acuerdo al principio sustentado de arreglo pacifico de las controversias, la política internacional de Chile ha sido respetuosa de la decisión del que ha sido consultado.
Las relaciones con Perú respecto a límites fueron normalizadas con el tratado de 1929, en el que le cupo destacada actuación previa al gobierno de Estados Unidos en calidad de árbitro. El arbitraje norteamericano había sido solicitado por Perú, al no llegar a acuerdos con las autoridades Chilenas respecto a la celebración del plebiscito estipulado por el tratado de Ancón en 18883, y que permitiera establecer definitivamente la pertenencia de Tacna y de Arica. El tratado de 1929, en si, fue producto de conversaciones directas entre los respectivos gobiernos Peruanos y Chilenos, encabezados por sus presidentes Augusto Leguìa y Carlos Ibáñez. Con el tratado de 1929 se soluciono definitivamente la entrega de Tacna a Perú y la retención de Arica para Chile y el establecimiento de la delimitación fronteriza, en la llamada Línea de la Concordia, que se ha mantenido inalterable y sin disputas posteriores.
Respecto a los límites compartidos con Bolivia, ellos no han sufrido alteraciones de ningún tipo desde 1904 en que fueron establecidos. Las dificultades diplomaticas con Bolivia se han debido a que las reclamaciones bolivianas han ido por el lado de la obtención de un corredor o de un enclave para solicitar su mediterraneidad. Este asunto Bolivia lo ha propuesto para ser revisado en foros internacionales como la liga de las Naciones antecesoras de la actual Naciones Unidas, en 1920 o en la organización de Estados Americanos en distintas oportunidades y bajo diferentes gobiernos Bolivianos.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

TERREMOTO DEL 60


El 22 de Mayo de 1960 se produjo el mayor sismo registrado en la historia de la sismología instrumental. Aquel sismo tuvo un preámbulo en la ciudad de Concepción dos días antes, sin embargo, estudios de la época habrían comprobado que el gran sismo de Valdivia no se trató de una réplica del sismo anterior, sino de un violento movimiento de las placas tectónicas para acomodarse luego de aquel, por consiguiente se trató de un nuevo sismo con un epicentro completamente distinto.

Esto ocurrió a las 15 horas y 11 minutos cuando la historia de Valdivia se vio ensombrecida por la tragedia; un gigantesco terremoto de magnitud 9,5 que tuvo su epicentro a 60 metros bajo el agua, a 160 kilómetros de las costas del Pacífico. Este cataclismo tiene el triste récord de ser la mayor catástrofe mundial de este tipo registrada en los últimos 150 años, y su onda expansiva de destrucción se extendió hasta las provincias de Cautín, Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chiloé.

Pero no sólo se trató de un gran terremoto que alcanzó grados de XI y XII en la escala de Mercalli y 9,5 en la escala de Richter, sino que pocas horas después de él se dejó caer sobre la destrozada costa valdiviana un Tsunami que terminó por arrastrar todo aquello que apenas había logrado mantenerse en pie. Como si esto fuera poco, la región se vio angustiosa y terriblemente amenazada por la obstrucción en tres partes del río San Pedro y la consecuente incapacidad de vaciarse del lago Riñihue, a causa de los derrumbes de toneladas de tierra provocados por el fuerte movimiento telúrico. Como consecuencia de ello, la zona baja de Valdivia y los poblados ribereños podrían haber sido arrasados por una inmensa ola de barro, si es que voluntarios, obreros, militares, técnicos e ingenieros de todo el país no hubiesen trabajado contra el tiempo y las aguas durante un mes para impedir la avalancha y evitar muchas más muertes y destrucción.