En el transcurso del siglo XX, Chile no ha sufrido el flagelo de la guerra si bien ha habido ocasiones en que las relaciones con sus vecinos han sido tensas e incluso amenazantes. Respecto a esas situaciones de tensión en Chile se ha sentado la doctrina de llevar toda controversia derivada de conflictos limítrofes a la esfera de decisión de otros estados, dignatarios extranjeros u organismos internacionales. Expresado de otro modo, se ha preferido como norma el dictamen, la opinión o la recomendación de un juez, árbitro o mediador que, de acuerdo a los antecedentes entregados por las partes, tienen aplicación en lo que se le consulta. De acuerdo al principio sustentado de arreglo pacifico de las controversias, la política internacional de Chile ha sido respetuosa de la decisión del que ha sido consultado.
Las relaciones con Perú respecto a límites fueron normalizadas con el tratado de 1929, en el que le cupo destacada actuación previa al gobierno de Estados Unidos en calidad de árbitro. El arbitraje norteamericano había sido solicitado por Perú, al no llegar a acuerdos con las autoridades Chilenas respecto a la celebración del plebiscito estipulado por el tratado de Ancón en 18883, y que permitiera establecer definitivamente la pertenencia de Tacna y de Arica. El tratado de 1929, en si, fue producto de conversaciones directas entre los respectivos gobiernos Peruanos y Chilenos, encabezados por sus presidentes Augusto Leguìa y Carlos Ibáñez. Con el tratado de 1929 se soluciono definitivamente la entrega de Tacna a Perú y la retención de Arica para Chile y el establecimiento de la delimitación fronteriza, en la llamada Línea de la Concordia, que se ha mantenido inalterable y sin disputas posteriores.
Respecto a los límites compartidos con Bolivia, ellos no han sufrido alteraciones de ningún tipo desde 1904 en que fueron establecidos. Las dificultades diplomaticas con Bolivia se han debido a que las reclamaciones bolivianas han ido por el lado de la obtención de un corredor o de un enclave para solicitar su mediterraneidad. Este asunto Bolivia lo ha propuesto para ser revisado en foros internacionales como la liga de las Naciones antecesoras de la actual Naciones Unidas, en 1920 o en la organización de Estados Americanos en distintas oportunidades y bajo diferentes gobiernos Bolivianos.
Las relaciones con Perú respecto a límites fueron normalizadas con el tratado de 1929, en el que le cupo destacada actuación previa al gobierno de Estados Unidos en calidad de árbitro. El arbitraje norteamericano había sido solicitado por Perú, al no llegar a acuerdos con las autoridades Chilenas respecto a la celebración del plebiscito estipulado por el tratado de Ancón en 18883, y que permitiera establecer definitivamente la pertenencia de Tacna y de Arica. El tratado de 1929, en si, fue producto de conversaciones directas entre los respectivos gobiernos Peruanos y Chilenos, encabezados por sus presidentes Augusto Leguìa y Carlos Ibáñez. Con el tratado de 1929 se soluciono definitivamente la entrega de Tacna a Perú y la retención de Arica para Chile y el establecimiento de la delimitación fronteriza, en la llamada Línea de la Concordia, que se ha mantenido inalterable y sin disputas posteriores.
Respecto a los límites compartidos con Bolivia, ellos no han sufrido alteraciones de ningún tipo desde 1904 en que fueron establecidos. Las dificultades diplomaticas con Bolivia se han debido a que las reclamaciones bolivianas han ido por el lado de la obtención de un corredor o de un enclave para solicitar su mediterraneidad. Este asunto Bolivia lo ha propuesto para ser revisado en foros internacionales como la liga de las Naciones antecesoras de la actual Naciones Unidas, en 1920 o en la organización de Estados Americanos en distintas oportunidades y bajo diferentes gobiernos Bolivianos.